28.12.10

Yo sólo quiero que sepas: no estoy aquí de visita.


Si desde el corazón a los dedos 
no hay nada en mi cuerpo que no hagas vibrar.


¿Qué tendrá de real esta locura? 
¿Quien nos asegura que esto es normal?
 Y no me importa contarte que ya perdí la mesura 
que ya colgué mi armadura en tu portal.




Dónde termina tu cuerpo y empieza el cielo 
no cabe ni un rayo de luz. 
¿Qué fue que nos unió en un mismo vuelo? 
¿Los mismos anhelos? 
¿Tal vez la misma cruz?


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